Derrame de petróleo: aumentan problemas de salud mental en el Golfo de México

Foto: AP | Chuck Cook

Problemas psicológicos como ansiedad, estrés y depresión está causando el derrame de crudo en los habitantes del Golfo de México. Y si bien todavía no hay cifras ni informes oficiales al respecto, las evidencias comienzan a acumularse entre los pescadores de la zona y sus familias.

Esto como consecuencia de los graves problemas económicos que se han producido en la zona luego de la catástrofe ecológica que significó el derrame. Algunos pescadores comentan a la prensa que el estrés producido es peor que el que sufrieron luego de que el huracán Katrina azotara la costa en 2005. Según ellos, después del paso del huracán era posible volver a trabajar a pesar de la destrucción, sin embargo, ahora es imposible decir cuándo las aguas serán reabiertas, especialmente pensando en que el petróleo sigue fluyendo hacia el mar.

Asimismo, muchos de los pescadores de la zona están dependiendo del programa de limpieza de BP como medio de subsistencia económica, y aunque les ha brindado un poco de alivio a algunos, otros aún deben encontrar un empleo.

Si bien hay quienes alegan que los datos respecto al aumento de los problemas de la salud mental pueden ser exagerados, los equipos de asesorías en crisis que trabajan con los pescadores del Golfo de México dicen que están observando a un aumento de la ira, la ansiedad y «muchos problemas maritales«, de acuerdo a lo señalado por Acquanetta Knight, directora de política y planificación del Departamento de Salud Mental de Alabama; y añade que los datos oficiales sobre los problemas estarán disponibles dentro de dos semanas.

Respecto a las medidas que se tomarán para esta situación, las agencias de salud mental de Luisiana, Alabama y Misisipi han solicitado millones de dólares de BP para ayudar a pagar el aumento de gastos de los servicios de supervisión de salud mental. En una carta del 28 de junio dirigida a la compañía energética, el Departamento de Salud y Hospitales de Luisiana pidió 10 millones de dólares y advirtió de que los efectos sobre la salud derivados del derrame serán un «desafío continuo».

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