Botox, rejuvenecimiento sin cirugía

La Toxina Botulínica tipo A, comúnmente llamada Botox®, es fácilmente el tratamiento de rejuvenecimiento no invasivo más famoso del mundo en la actualidad. Es poca la gente que no sabe -al menos en parte- de qué se trata este procedimiento estético, sin embargo, lo que dice todo el mundo no necesariamente es completamente cierto. Por eso, Belleza y Alma te cuenta todo acerca del conocido Botox®.

Primero que todo, aclaremos algo, el Botox® no es realmente lo que se inyecta, es sólo uno de sus nombres de fantasía, una marca. El nombre real es Toxina Botulínica tipo A, una sustancia inyectable que se aplica a nivel muscular y sirve para modular el movimiento. Comúnmente se utiliza en la medicina estética para atenuar las arrugas de expresión, principalmente, las que se forman en el entrecejo, frente y las “patas de gallo”. Ahora bien, hay que diferenciar entre toxina botulínica y materiales de relleno, como el ácido hialurónico. Este último es el que se utiliza para poder dar volumen a labios, pómulos o surcos nasogenianos. Botox® y rellenos no son lo mismo.

Un procedimiento de inyección de Botox® es muy sencillo, primero al paciente se le aplica un poco de hielo en la zona que se tratará. Mientras se enfría la zona, se prepara el Botox® y se limpia a la paciente con alcohol. Una vez terminado ese proceso preparatorio se comienza a inyectar. La dra. Zuly Zambrano, especialista en Estética y Obesidad de Dermapiel nos señala que en su caso, prefiere pedirle a la paciente que gesticule antes de aplicar Botox®, “ya que no existe una postura estandarizada, sino que cada paciente tiene una musculatura especial, la mueve de cierta forma y se le forman ciertas arrugas, por ende es importante, a la hora de realizar este procedimiento, hacer que el paciente contraiga, así se ve dónde debe ir el Botox®”.  La postura no duele, si bien puede ser una sensación molesta, se inyecta con una aguja tan fina que no llega a doler.

En caso de que la paciente sienta que hay aspectos que se necesitan mejorar, y desee hacer una revisión y reforzamiento del efecto, Zambrano nos cuenta que se puede durante las 3 primeras semanas posteriores a la postura inicial. En caso de que ya hayan pasado tres semanas y no se haya ido por una revisión, entonces hay que esperar tres meses, de hecho “si en ese periodo vuelves a inyectar Botox® tienes el riesgo de que la paciente genere anticuerpos, lo que significa que el organismo va a ser capaz de detectar el Botox® como algo ajeno, lo va a atacar y lo va a anular, por ende la próxima vez el no tendrá ningún efecto”, aclara la especialista de Dermapiel.

Cuidados posteriores y resultados

Luego de la postura es necesario mantener la posición vertical de la cabeza durante 4 horas. Se puede estar sentado o parado, pero debe ser vertical, tampoco se debe masajear la zona inyectada, porque se puede corre el Botox®. Además se recomienda no ir al gimnasio ni acudir a saunas hasta el día siguiente.

Resultado: Lamentablemente, el Botox® no tiene un resultado instantáneo, sin embargo, hacia el séptimo y décimo día ya está completamente instaurado el efecto. El efecto visible del Botox® es excelente, las arrugas de la frente pueden incluso desaparecer y no reaparecerán, por lo menos, entre 4 y 6 meses. Eso sí, es un estimado, ya que hay estudios que dicen que mientras más gesticulas menos durará el efecto (ahí sería una duración de 3-4 meses). En el caso de que la persona no mueva en exceso esa zona de la cara, seguramente el efecto durará entre 5 y 6 meses. Y en personas que mueven muy poco su cara, el efecto puede durar hasta 8 meses, pero la mayoría de la gente se encuentra entre los 5 y 6 meses.

Contraindicaciones y consecuencias

El uso de Botox® es totalmente seguro en el aspecto estético, de hecho, su uso está absolutamente aprobado por la FDA (Food and Drugs Administration, de EE.UU.) y por el ISP (Instituto de Salud Pública, Chile).

Las únicas contraindicaciones claras son para aquellas personas que sean alérgicas a la proteína de huevo, que padezcan de enfermedades neurológicas como miastenia gravis, o para mujeres que se encuentren embarazadas o en periodo de lactancia.

Eso sí, se recomienda que en caso de someterse al procedimiento, la paciente no esté tomando anticoagulantes ni aspirina, ya que eso puede causar la aparición de hematomas –pero que son totalmente inocuos y desaparecerán luego de algunos días-.

En cuanto a las posibles consecuencias que puede tener la aplicación de toxina botulínica, te contamos que además de la poco probable aparición de hematomas pequeñitos –debido a la punción, no al Botox®-, no hay más. La dra. Zuly Zambrano, especialista en Estética y Obesidad incluso cuenta que si se toman pequeñas precauciones, como la aplicación de hielo, no tocarse la zona inyectada y estar durante unas horas en una postura erguida luego del procedimiento, lo más probable es que no ocurra nada. En todo caso, los hematomas desaparecen a la semana.

Finalmente, si te preguntas cuánto cuesta una aplicación de Botox® actualmente, un precio promedio es de, aproximadamente, 250 mil pesos.

Eso sí, si te interesa el procedimiento, tanto éste como cualquier otro tipo de tratamiento de medicina estética, lo más importante siempre es hacerlo en un centro especializado. Entonces, cuando decidas averiguar acerca de cuál es el procedimiento indicado para ti, preocúpate de buscar un profesional médico formado en el área de la estética, ya sea un cirujano plástico o un dermatólogo.

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