La importancia desconocida de las etiquetas de vino

vino

Un estudio español arrojó que, contrario a lo que muchos piensan, una de las principales razones para elegir un vino por sobre otro es la etiqueta. Un diseñador gráfico experto en el rubro explica cómo es el proceso de producción, que ha hecho que la imagen sea más importante que el contenido de la botella en la decisión de compra.

Este fin de semana comienzan las fiestas de la vendimia en diferentes partes del país, donde los amantes del vino saborearán nuevas ediciones de la producción vitivinícola nacional y elegirán cuál botella llevarse consigo. Pero, ¿sabías que la etiqueta es uno de los factores que más influye a la hora de seleccionar un vino?

 

Es como la carátula de un libro, la presentación del producto. Según un estudio de la Universidad Rovira i Virgili (España), después del precio, la etiqueta de la botella es el aspecto más valorado por los consumidores, dejando atrás la marca, el origen o las recomendaciones de amigos o revistas especializadas.

 

Las etiquetas de vino son, o por lo menos deberían ser, el reflejo del producto. Uno de los elementos fundamentales es que tenga una lectura y mensaje claro. Para mí, las etiquetas están más centradas en el arte, como una forma de expresión en lo conceptual. En la definición de la etiqueta entra un juicio estético que generalmente está basado en la cultura. Así encontramos vinos clásicos, rupturistas, unos más ‘franceses’ (con castillos, por ejemplo) y otros más locales (como el caso de Australia)”, explica Hilario Alcalde, académico de la Escuela deDiseño Gráfico de la Universidad del Pacífico y especialista en diseño de etiquetas de vino.

 

La elaboración de una etiqueta de vino dura generalmente tres meses, tiempo en que los diseñadores gráficos conocen la historia de la bebida alcohólica y tratan de representar su esencia en un pequeño trozo de papel.

 

Tomamos en cuenta a quién va dirigido y qué queremos comunicar. Por eso es fundamental conocer a nuestro consumidor final y entender y ser parte de los procesos productivos. Lo creativo está en transferir los atributos de la personalidad del vino a un formato muy pequeño y caprichoso. Todo se vuelve más entretenido aún cuando los vinos se diferencian por líneas de productos. No es lo mismo un diseño para un Varietal (del rango de los $2.500) que uno para un Gran Reserva (del rango de los $8.000.). La personalidad y la esencia son distintas y tenemos que ser capaces de reflejar esa diferencia en nuestros proyectos”, explica Alcalde, quien añade un dato curioso: para los vinos varietales se ocupa más el color, en cambio para los rangos superiores como Reserva, Gran Reserva o Iconos, la ausencia de colores es una de sus características.

 

Chile es el cuarto exportador mundial de vino embotellado y el primero del nuevo mundo, es decir, de los países que no son productores históricos como Italia, Francia y España. Por ello, la industria vitivinícola nacional aumenta cada día más, al igual que el diseño de sus etiquetas.“El área de diseño en este ámbito cada día es más potente. Hoy, hay un nicho de especialización que está generando proyectos muy interesantes. Las viñas también están aprendiendo a confiar más en las nuevas generaciones de diseñadores”, asegura Hilario Alcalde,académico de la Escuela de Diseño Gráfico de la Universidad del Pacífico.

  • Un estudio español arrojó que, contrario a lo que muchos piensan, una de las principales razones para elegir un vino por sobre otro es la etiqueta. Un diseñador gráfico experto en el rubro explica cómo es el proceso de producción, que ha hecho que la imagen sea más importante que el contenido de la botella en la decisión de compra.

 

Este fin de semana comienzan las fiestas de la vendimia en diferentes partes del país, donde los amantes del vino saborearán nuevas ediciones de la producción vitivinícola nacional y elegirán cuál botella llevarse consigo. Pero, ¿sabías que la etiqueta es uno de los factores que más influye a la hora de seleccionar un vino?

 

Es como la carátula de un libro, la presentación del producto. Según un estudio de la Universidad Rovira i Virgili (España), después del precio, la etiqueta de la botella es el aspecto más valorado por los consumidores, dejando atrás la marca, el origen o las recomendaciones de amigos o revistas especializadas.

 

Las etiquetas de vino son, o por lo menos deberían ser, el reflejo del producto. Uno de los elementos fundamentales es que tenga una lectura y mensaje claro. Para mí, las etiquetas están más centradas en el arte, como una forma de expresión en lo conceptual. En la definición de la etiqueta entra un juicio estético que generalmente está basado en la cultura. Así encontramos vinos clásicos, rupturistas, unos más ‘franceses’ (con castillos, por ejemplo) y otros más locales (como el caso de Australia)”, explica Hilario Alcalde, académico de la Escuela deDiseño Gráfico de la Universidad del Pacífico y especialista en diseño de etiquetas de vino.

 

La elaboración de una etiqueta de vino dura generalmente tres meses, tiempo en que los diseñadores gráficos conocen la historia de la bebida alcohólica y tratan de representar su esencia en un pequeño trozo de papel.

 

Tomamos en cuenta a quién va dirigido y qué queremos comunicar. Por eso es fundamental conocer a nuestro consumidor final y entender y ser parte de los procesos productivos. Lo creativo está en transferir los atributos de la personalidad del vino a un formato muy pequeño y caprichoso. Todo se vuelve más entretenido aún cuando los vinos se diferencian por líneas de productos. No es lo mismo un diseño para un Varietal (del rango de los $2.500) que uno para un Gran Reserva (del rango de los $8.000.). La personalidad y la esencia son distintas y tenemos que ser capaces de reflejar esa diferencia en nuestros proyectos”, explica Alcalde, quien añade un dato curioso: para los vinos varietales se ocupa más el color, en cambio para los rangos superiores como Reserva, Gran Reserva o Iconos, la ausencia de colores es una de sus características.

 

Chile es el cuarto exportador mundial de vino embotellado y el primero del nuevo mundo, es decir, de los países que no son productores históricos como Italia, Francia y España. Por ello, la industria vitivinícola nacional aumenta cada día más, al igual que el diseño de sus etiquetas.“El área de diseño en este ámbito cada día es más potente. Hoy, hay un nicho de especialización que está generando proyectos muy interesantes. Las viñas también están aprendiendo a confiar más en las nuevas generaciones de diseñadores”, asegura Hilario Alcalde,académico de la Escuela de Diseño Gráfico de la Universidad del Pacífico.

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