La rigidez cognitiva se combate con ejercicios interactivos

Flexibilidad mental

Los seres humanos nacen con una “flexibilidad cognitiva” que se desarrolla con el paso del tiempo, al igual que el lenguaje o las destrezas motoras y permite, gracias al racionamiento fluido, resolver problemas nuevos de forma flexible y comprender el punto de vista de los demás, lo que se relaciona con la empatía.

La maduración de la flexibilidad cognitiva se completa en torno a los 20 años; sin embargo, cuando se llega a la edad de los adultos mayores, a menudo empieza a experimentar un deterioro.

Opinión de expertos

Los expertos en neurología aseguran que el envejecimiento cerebral causa  cambios físicos y funcionales, que incluyen un declive en la velocidad de procesamiento, el funcionamiento sensorial central, la integridad de la materia blanca y el volumen cerebral.

Por eso recomiendan ejercicios interactivos que pueden tener efectos positivos y ayudan a mejorar y/o mantener la habilidad cognitiva.


Muchas de las personas que deciden acudir a terapia tienen problemas con pensamientos rígidos y poco adaptativos. Estos bloqueos pueden provocar cuadros de estrés, ansiedad, depresión o simplemente no les permiten alcanzar sus objetivos.

¿Qué es la rigidez cognitiva?

No es más que la consecuencia de la falta de flexibilidad mental y la incapacidad de cambiar de conducta o creencias, cuando éstas son ineficaces para alcanzar los objetivos, lo cual puede conducir a alteraciones en la regulación de la propia conducta, dándose patrones de comportamiento ineficientes y perseveración.

En el caso de los adultos, la rigidez cognitiva genera la sensación de quedarse “encajado» o “atascado” en un punto, sin ser capaz de dar con la forma de salir de ahí, trayendo consecuencias negativas en las actividades de la vida diaria de las personas.

Quienes padecen de flexibilidad mental

Para las personas con escasa flexibilidad mental, la adaptación al cambio puede resultar mucho más compleja y, en algunos casos, puede estar asociado a otras patologías que motivan  trastornos neuropsiquiátricos como dificultades de atención, en personas que hayan sufrido algún traumatismo craneoencefálico (accidente de coche, caída), ictus, o trastornos complejos como el de déficit de atención con hiperactividad, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), esquizofrenia,  del espectro autista (asperger y autismo), de la alimentación (anorexia nerviosa y bulimia nerviosa), personas con adicciones, etc.

Recomendaciones

La evaluación de la flexibilidad cognitiva con un experto resulta de alta utilidad tanto en el área médica como en el ámbito de la educación e incluso en el aspecto profesional.

Este tipo de casos del proceso de flexibilidad cognitiva puede ser medido con precisión, a través de una evaluación neuropsicológica completa.

Para aumentar la flexibilidad cognitiva se recomienda tres pasos:

Tomar unas vacaciones para reducir el estrés crónico.

Desconectarse de lo laboral mientras descansas, lo cual fortalece tu salud mental.

Evita situaciones de estrés durante las vacaciones, por ejemplo no hacer largas filas.

Permitir a tu cuerpo liberar dopamina para que el cerebro se active a los cambios.

Resultados positivos

Las personas con mayor flexibilidad cognitiva son capaces de generar respuestas alternativas y cambiantes para solucionar problemas.

Ayuda a tolerar y manejar con mayor facilidad los cambios que pueden suceder sin alterarnos y  permite adaptarnos rápidamente a estos cambios. (Resilencia).

Permite tener un enfoque selectivo y centrarnos menos en los posibles factores que producen estrés o ansiedad.

Las personas con flexibilidad mental toleran mejor los errores y modificaciones de planes, que poseen mayor facilidad para ponerse en lugar del otro y llegan más fácilmente a acuerdos comunes.

Permite pensar en varios conceptos a la vez o realizar varias tareas al mismo tiempo.

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