¿Cómo superar la experiencia de una agresión sexual?

La revelación del abuso sexual reiterado del cual fue víctima la atleta Érika Olivera durante más de una década produjo un apoyo generalizado en todo el país, que aún no entiende cómo es posible que haya vivido tantos años presa de ese horror. Especialista de la Universidad del Pacífico explica cómo es posible superar esta traumática experiencia.

 

La abanderada chilena para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Érika Olivera, pasó once años viviendo el dolor del abuso sexual cometido por su padrastro y solo dos décadas después decidió contar su dura verdad a través de una entrevista. Algo que asombra no solo por lo crudo de su relato, sino también porque ella misma reconoce que logró salir sola de este trauma. ¿Es esto posible?

 

“Es posible que una persona, a través del uso de varios recursos, pueda interrumpir una situación de abuso dejando el hogar o pidiendo ayuda. Sin embargo, pueden pasar muchos años para que esto sea posible. Es más difícil que eso pueda suceder si las víctimas son niños y niñas, pues a menor edad, mayor vulnerabilidad”, señala la docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Ximena Montero.

 

Para la profesional, que tiene más de 18 años de experiencia en intervención en temas de violencia, maltrato y abuso sexual, la vivencia de una experiencia extrema, como lo es un abuso sexual en la infancia, deja profundas huellas. “El nivel de trauma generado depende de la persona y de diversas variables que intervienen en esa experiencia. La posibilidad de lograr bienestar y de superar la situación va a depender de la persona, de la respuesta de su entorno, de su capacidad de resiliencia y de los recursos personales, afectivos, vinculares, sociales y espirituales con los que cuenta”, explica.

 

La psicóloga indica que si bien es posible para algunas personas salir adelante solas, es mejor si pueden contar con la mayor cantidad de apoyo y ayuda concreta. “Si la victimización la vivieron solas, es mejor, sin duda, enfrentar sus consecuencias contando con el apoyo sólido de los seres queridos (no abusadores) y de la sociedad en su conjunto”, aclara.

 

Para superar esta experiencia, la experta menciona que lo primero es interrumpir el abuso y proteger a la víctima. “Luego, un recurso importante para comenzar a superar o reparar el daño generado por una situación de agresión sexual, consiste en brindar a las víctimas una respuesta de credibilidad, apoyo y buen trato de parte de la familia, los cercanos y la comunidad. La impunidad de los delitos no contribuye a la reparación. Es necesario el reconocimiento de la situación de victimización, la restitución de sus derechos y la sanción legal y social a quien es responsable de la agresión”, precisa.

 

La docente de la Universidad del Pacífico señala que las posibilidades de recuperación dependen en gran parte de que no existan nuevas victimizaciones ni victimización secundaria de ningún tipo ante una develación. “Esto, ni por respuestas inadecuadas o dañinas de parte de cercanos, ni por la exposición innecesaria a la que a veces son sometidas las víctimas por los procedimientos médicos, psicosociales o legales que siguen a una denuncia. En este sentido, los proyectos de entrevista única, por ejemplo, son vitales para acoger de buena manera a los niños, niñas y adolescentes que atraviesan por este proceso que les abre puertas a la posibilidad de justicia y reparación”, comenta.

 

Montero aconseja de todas maneras la ayuda especializada de tipo médico, legal, social y psicológica. “Si bien el tipo de tratamiento o ayuda necesaria va a depender de muchos factores, como el nivel de traumatización sufrida, los recursos con los que cuenta la víctima, la disposición y necesidades que presenta, contar con orientación y apoyo es un gran recurso. Para esto, hay centros especializados gratuitos de apoyo a víctimas dependientes de la Subsecretaría de Prevención del Delito, del Poder Judicial o de SENAME, que cuentan con los recursos para un apoyo integral”, agrega.

 

“Por otra parte, las personas que puedan haber sufrido una experiencia abusiva en su infancia, sin haber podido develar la situación o elaborar las consecuencias del trauma, pueden hacer un proceso psicológico con especialistas en el tema, lo que sin duda, puede contribuir a un profundo bienestar. Nunca es tarde”, finaliza la docente de la escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Ximena Montero.

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