Feromonas en tu piel, un paso de la sensualidad

No busques amuletos, ni leas revistas que te lleven a adoptar poses estereotipadas y poco efectivas. Los seres humanos somos capaces de crear, de manera natural, el más delicado filtro que nos garantiza sensualidad, y atractivo sexual. Descubre cómo sacar provecho.

Una mujer y un hombre se atraen, intercambian miradas, se reconocen a la distancia y, por fin, se aproximan; escuchan sus voces mientras se observan: rostro, cuerpo, vestimenta; buscan en sus manos algún anillo que delate compromiso conyugal, analizan sus sonrisas. Ella humedece los labios, lo que le indica a él que puede acercarse más; avanza el tiempo y comienzan a tocarse con suavidad, a protegerse. Se besan. En medio de esta escena se encuentra la acción juguetona de Cupido, cuyas «flechas» son, más que una metáfora, químicos que estimulan el deseo sexual: las feromonas.

El descubrimiento de estas sustancias segregadas por hombres y mujeres, que se perciben a través de la nariz, se realizó en 1986 donde se descubrió que los seres humanos contamos con un sistema químico de comunicación sexual, tal y como desde la década anterior se había comprobado que ocurre en el reino animal.

Empecemos por citar los insospechados efectos producidos por las feromonas segregadas por los varones:

  • En un estudio en el que un grupo de hombres añadió feromonas a su loción durante ocho semanas, se apreció que los «conejillos de Indias» recibieron más abrazos y besos, además de que los intercambios sexuales con su pareja fueron más frecuentes, e intensos, que antes del estudio.
  • Las mujeres con menstruaciones irregulares consiguen ciclos casi normales después de inhalar regularmente la «esencia masculina» procedente de sudor, hormonas, y otros fluidos naturales del cuerpo.
  • Los químicos segregados por los hombres sólo atraen a las mujeres, y no tienen efectos estadísticamente representativos en la población masculina, pues cuando un grupo de varones fue expuesto a estas sustancias, sin que lo supieran, no experimentaron aumento de su apetito sexual, ni tuvieron impulsos mayores para masturbarse.
  • La «esencia femenina» aumenta el deseo de los hombres de tener relaciones sexuales.
  • Las feromonas producidas por una mujer tienen efectos en ella misma. Su actitud es más receptiva hacia su pareja, en tanto que físicamente se vuelve más atractiva: su piel es más suave, brillan sus ojos de manera especial, e irradia una especie de magnetismo que produce efectos estimulantes en otras personas, sean o no conocidas.
  • He aquí un dato curioso que confirma un fenómeno largamente observado: las mujeres que entraron en contacto con la feromona de otra fémina por temporadas prolongadas (como ocurre cuando se comparte dormitorio) menstruaron al mismo tiempo. ¡Es verdad!

Estas cualidades son ya explotadas por la industria cosmética para hacer más atractivos y sensuales sus productos, pues en sus fórmulas incluyen feromonas sintéticas: lociones para después de afeitar, shampoo, preservativos, cremas corporales, aromatizantes ambientales, y hasta pañuelos desechables, son algunos de los productos en que se emplean estos químicos para lograr una estimulación más efectiva. Finalmente, se resume a que la parte emocionante es el efecto que tiene una persona en la otra. Los hombres son importantes para las mujeres, y viceversa. De este modo, podemos concluir que la moraleja es sencilla: amar para ser amado, ¿no?

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