La OMS alerta: por primera vez en más de una década aumenta la tuberculosis

La tuberculosis, la enfermedad más mortal del planeta, provoca todavía 30.000 nuevos casos en el mundo cada año. Contrariamente a lo que se piensa, no está erradicada y lo peor es que la Covid ha frenado su control.

Lejos de ser una enfermedad erradicada, la tuberculosis sigue siendo una de las primeras causas de muerte de origen infeccioso en el mundo. Según datos de la Sociedad Española de Epidemiología, la tuberculosis continúa provocando 4.000 fallecimientos y cerca de 30.000 infecciones cada día en todo el planeta.

La Organización Mundial de la Salud destaca que las medidas tomadas en todo el mundo para luchar contra la enfermedad han salvado la vida a 54 millones de personas desde el año 2000 y han reducido su tasa de mortalidad en un 42%. Sin embargo, la pandemia de COVID-19, junto con las desigualdades socioeconómicas y los conflictos que se viven en Europa, África y Oriente Medio, han revertido años de progresos. En su informe mundial sobre la tuberculosis más reciente, la OMS destacó que, por primera vez en más de una década, la incidencia y la mortalidad por tuberculosis han aumentado.

Aumento en el contagio de la enfermedad


«El covidcentrismo que ha supuesto centrar todo el esfuerzo del sistema sanitario, desde la atención primaria, las urgencias y los hospitales, en la covid ha llevado a que el resto de las enfermedades queden en segundo plano», explica el Dr. Juan F. Medina, neumólogo y director del Programa de Investigación en Tuberculosis (PII TB) de SEPAR.

La tuberculosis no ha sido una excepción. «Desde SEPAR hemos visto que la notificación de casos ha bajado y esto no ha sucedido probablemente porque haya menos casos de tuberculosis, sino porque se han diagnosticado menos casos».


¿Por que aparece esta enfermedad?


La tuberculosis es una infección producida por una bacteria llamada bacilo de Koch, que se contagia a través de las gotitas expulsada por la tos de personas enfermas. El tipo de tuberculosis más frecuente es la que afecta a los pulmones, aunque en una tercera parte de los casos puede afectar a otros órganos.

Sigue siendo una infección muy frecuente en la infancia y una causa importante de mortalidad en países en vías de desarrollo, puesto que se da más frecuentemente en situaciones de pobreza, falta de higiene y hacinamiento en la vivienda.

La enfermedad tiene una alta tasa de mortalidad en estos países porque son insuficientes las medidas higiénicas o hay pocos recursos sanitarios, donde los enfermos no son diagnosticados o son atendidos ya muy tarde.


¿Cómo se contrae?


Se contrae por las gotitas que expulsan los afectados con la tos.

Los niños tienen mayor riesgo que los adultos de infección tuberculosa, debido principalmente a las características del sistema de defensa de su organismo que es todavía demasiado inmaduro para combatir estos gérmenes.

Generalmente, los que contagian a los niños son adultos enfermos que viven en el mismo domicilio. El contacto esporádico con una persona enferma es poco peligroso. Para contagiarse es necesaria una exposición prolongada (mínimo 6-8 horas al día) en ambientes cerrados.

Las bacterias respiradas llegan a los pulmones y es ahí donde el sistema de defensa del organismo lucha contra ellas.

Si las defensas pueden controlar la infección estaremos en una situación de tuberculosis latente. No se manifiesta aunque y tampoco puede contagiar.
Pero si la infección es capaz de superar a las defensas es cuando se produce la enfermedad.
Generalmente, los que contagian a los niños son adultos enfermos que viven en el mismo domicilio. El contacto esporádico con una persona enferma es poco peligroso. Para contagiarse es necesaria una exposición prolongada (mínimo 6-8 horas al día) en ambientes cerrados.

Síntomas


La principal arma es coger la enfermedad en sus inicios y con un diagnóstico correcto. De ahí la importancia de estar atento a los síntomas.

Tos persistente, durante quince o veinte días.
Decaimiento, falta de fuerza y de apetito.
Fiebre y sudores nocturnos.
La enfermedad en niños generalmente da pocos síntomas, ya que es muy diferente a la reacción de los adultos. Generalmente se detecta el contagio al estudiar a los contactos más cercanos de un adulto enfermo de tuberculosis.

¿Cómo se detecta?


Inicialmente puede confundirse con una neumonía. Se hacen varias pruebas para salir de dudas:

Radiografía del tórax: nos dará información de si presenta manchas o que los ganglios del pulmón están inflamados.


Prueba de tuberculina

Es la prueba que se utiliza para saber si la persona ha entrado en contacto con la bacteria y si el organismo ha creado defensas contra ella. Consiste en inocular una proteína del bacilo de Koch en el interior de la piel. Si aparece al cabo de 3 días una inflamación dura de la piel significa que está contagiado por la bacteria.

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